Historia de la Parroquia de Santa María de Lugo de Llanera

A finales del siglo XI existía de seguro la Iglesia de Santa María de Lugo junto a un monasterio benedictino, que fue feudo y propiedad del convento de San Vicente de Oviedo hasta los tiempos de la desamortización del siglo XIX año 1835. Los monjes de aquel monasterio fueron los evangelizadores de esta zona y repobladores de los territorios en los tiempos de la reconquista. Entre los años 1735 y 1743 se construyó la iglesia neoclásica (hoy desaparecida) sobre la iglesia de origen medieval, que se hallaba ubicada en Castañeda, cerca del Pando, donde estudios arqueológicos sitúan también la antigua ciudad romana Lucus Asturum. En ese mismo lugar, quizás derruyendo la antigua, se levantó en el siglo XVIII la magnífica iglesia que estuvo en pie hasta que fue dinamitada en los albores de la guerra civil del 1936- 1939. En 1942 se inaugura la actual iglesia una vez es construida en otra ubicación distinta a la anterior, gracias a la suscripción popular, con donativos extraordinarios y sobre todo con el dinero donado por el Cuerpo de Aviación, en atención a que el aeródromo de La Morgal en construcción se halla en terrenos de esta parroquia.

lunes, 10 de septiembre de 2012

EL POR QUÉ DE LA CATEQUESIS

1. LA CATEQUESIS ha sido siempre considerada por la Iglesia como una de sus tareas primordiales, ya que Cristo resucitado, antes de volver al Padre, dio a los Apóstoles esta última consigna: hacer discípulos a todas las gentes, enseñándoles a observar todo lo que Él había mandado.(1) Él les confiaba de este modo la misión y el poder de anunciar a los hombres lo que ellos mismos habían oído, visto con sus ojos, contemplado y palpado con sus manos, acerca del Verbo de vida.(2) Al mismo tiempo les confiaba la misión y el poder de explicar con autoridad lo que Él les había enseñado, sus palabras y sus actos, sus signos y sus mandamientos. Y les daba el Espíritu para cumplir esta misión.
Muy pronto se llamó catequesis al conjunto de esfuerzos realizados por la Iglesia para hacer discípulos, para ayudar a los hombres a creer que Jesús es el Hijo de Dios, a fin de que, mediante la fe, ellos tengan la vida en su nombre,(3) para educarlos e instruirlos en esta vida y construir así el Cuerpo de Cristo. La Iglesia no ha dejado de dedicar sus energías a esa tarea.

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